INTRODUCCIÓN
Todo lo que existe (incluyendo tu vida misma) tuvo un punto de partida. Tu punto de partida quizá fue algo planeado o algo inesperado (dependiendo de la perspectiva de tus padres). Incluso pudo haber sido gracias a la magia de la ciencia médica. Sin importar cuáles fueron las circunstancias, tuviste un punto de partida aún antes de ser consciente de tu propia existencia. La vida física es uno de tus muchos puntos de partida. Tu educación formal tuvo un punto de partida. Tu carrera laboral tuvo un punto de partida. Tu vida romántica tuvo un punto de partida. Tu experiencia como padre tuvo un punto de partida. La fe también tiene un punto de partida.
GUÍA DE CONVERSACIÓN
1. Escoge tres palabras que puedan resumir tu manera de pensar sobre la intervención de Dios en este mundo.
2. ¿Cuáles imágenes o recuerdos asocias más con Jesús?
3. ¿Podrías compartir sobre una persona o una experiencia que te haya influenciado en tu forma de percibir a Dios?
4. Todos hemos atravesado ese momento cuando la percepción de la vida se ensancha más allá de nuestra individualidad. ¿De qué manera este despertar cambió la dirección de tu vida?
5. ¿Cuándo y cómo comenzó la historia de tu fe?
6. ¿Cuál es tu perspectiva actual sobre tu fe? ¿Te encuentras en un punto de partida, un punto de retorno o simplemente explorando tus posibilidades?
REFLEXIÓN
Dios orquestó un acontecimiento asombroso dentro del asombroso mundo que Él creó. Él desea que comprendas ese acontecimiento pues tiene serias implicaciones en tu vida, y al entenderlo, verás cómo el punto de partida de la fe adulta no es una historia bíblica; ni siquiera es la Biblia misma. El punto de partida es la pregunta: “¿Quién es Jesús?” El punto de partida de la fe adulta es una persona. Jesús vino para aclarar el misterio, para dar a conocer lo que antes era desconocido. Jesús vino a traer luz a un mundo en tinieblas.
RENUEVA TU MENTE
Yo soy la luz que ha venido al mundo, para que todo el que crea en mí no viva en tinieblas. Juan 12:46