INTRODUCCIÓN

En algún punto en tu caminar espiritual, te verás adoptando una postura de negociación con Dios. “Dios, si haces esto por mí. . . yo te prometo. . .”. Todos lo hacemos. Es parte de la religión; toda religión. De hecho, es un rasgo tan notable de la naturaleza humana que incluso quienes no creen en Dios, lo hacen al encontrarse en una situación desesperada. Pero, ¿es así realmente como Dios desea entablar una relación con nosotros? Además, siendo honestos, casi nunca cumplimos nuestra parte del trato.

GUÍA DE CONVERSACIÓN

1. Recuerdas alguna ocasión en la que una persona te haya perdonado una deuda. ¿Cómo te hizo sentir?

2. ¿Qué quiere Dios de ti?

3. ¿Te ves a ti mismo como una persona que necesita la gracia de Dios?

4. En el mensaje, Andy dijo: “Dios no va a negociar porque Él no quiere algo de ti. Quiere algo para ti”. Si esta declaración es verdad, ¿cómo cambiaría tu manera de concebir a Dios y tu relación con Él?

5. A la mayoría de las personas les cuesta trabajo asimilar la noción de la gracia incondicional, sobretodo en este mundo donde sin trabajo duro no hay recompensas, donde nada es gratis. ¿Cuáles son las barreras que no te permiten aceptar la gracia incondicional?

6. ¿Qué puedes hacer esta semana para pasar de una postura de negociación a una postura de gratitud por lo que Dios ha hecho por ti? ¿Qué puede hacer este grupo para ayudarte?

REFLEXIÓN

Aquí está la buena noticia: no es necesario negociar con Dios. Como cristianos, creemos que Dios dio el primer paso, creemos que Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo. Cuando recibes la gracia por la fe, la negociación termina y comienza la relación. La obediencia a Dios es una respuesta voluntaria de gratitud por lo que Él te ha dado.

RENUEVA TU MENTE

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Juan 3:16