INTRODUCCIÓN
Jesús predijo el comienzo de un grupo, de un movimiento llamado la iglesia, la cual se extendería por toda la tierra. Un cuerpo que perduraría más allá del imperio romano. Una revolución que cambiaría al mundo. Seguramente su predicción debió sonar descabellada, incluso para sus seguidores más cercanos. Pero aquí estamos, 2000 años después, los dioses griegos yacen en los libros de historia, pero los discípulos de Jesús continúan hacia adelante. La iglesia es la esperanza del mundo, porque la iglesia es el vehículo mediante el cual Dios brinda la solución a los grandes problemas de la humanidad: el pecado, el dolor y la muerte.
GUÍA DE CONVERSACIÓN
1. Comparte con el grupo sobre una época en la que fuiste miembro de un grupo o una organización con un objetivo común. ¿De qué manera esa experiencia te ayudó a crecer en un plano personal?
2. ¿Qué recuerdos evocan en tu mente la palabra “iglesia”?
3. ¿La descripción del propósito original de la iglesia difiere de tu experiencia personal o la reafirma?
4. Todos tenemos en nuestro interior ciertas sombras que nos llevan a considerarnos indignos de participar plenamente en la misión de la iglesia. Tomando como referencia la historia de Pablo, ¿de qué manera podría Dios obrar aún con estas sombras de nuestro pasado para atraer a más personas hacia Él?
5. ¿Qué puedes hacer para alcanzar una comprensión más profunda sobre cómo puedes utilizar tus fortalezas, debilidades y experiencias para ayudar a otras personas a acercarse a Dios?
6. ¿Cuál es tu próximo paso para involucrarte más en la misión de la iglesia? ¿Cómo puede apoyarte este grupo a medida que das tu siguiente paso?
REFLEXIÓN
En Mateo 28:18-20, Jesús te invita a participar en su actividad multiétnica, multinacional e imparable en este mundo. La piedra angular de este movimiento no es la propagación de una verdad. Es un evento. . . un evento consecuente de una promesa. . . una promesa que se ha mantenido a través del tiempo. Hoy es un buen día para tomar un paso hacia adelante en el camino de tu fe
RENUEVA TU MENTE
—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro. —Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —le dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán contra ella. Mateo 16:15-18